No existe nada comparable a la satisfacción de una persona ajena a nosotros al probar una creación propia. Da igual cuál sea el producto final, un plato gastronómico, un vino, una cerveza, una fotografía, un cuadro, un artículo o una novela. Nuestro pecho se hincha al recibir las felicitaciones por el trabajo bien hecho. El culmen de estos elogios se expresa en los premios. Y precisamente de ellos puede presumir con orgullo Bodegas Ramón Bilbao, reconocida como la Mejor Bodega de 2014, Mejor Tempranillo del Mundo en 2011 y Mejor Tinto Español en 2008. El reconocimiento al trabajo bien hecho.

Parte de esta culpa la tiene la variedad Crianza, uno de los vinos más regulares de la empresa afincada en Haro (La Rioja), sin duda alguna una de las cunas del vino español. Dos son los secretos principales del éxito de esta variedad, además de la excelente materia prima para su producción. En primer lugar, el seguimiento exhaustivo de cada parcela durante todo su ciclo. Y en segundo lugar, la recolección en el momento exacto en cada una de estas parcelas. Criado en barricas de roble americano, su temperatura de fermentación oscila entre los 28 y 29º, realizándose esta por separado en cada uno de los pagos.